viernes, noviembre 11, 2005

Kilómetros

Hay veces que una tonelada de kilómetros no es obstáculo para un sentimiento.
Momentos en los que los corazones, que tienen vida propia, se encargan de improvisar un camino para tocarse que valga por mirarse a los ojos.
Es entonces cuando en las teclas de mi ordenador puedo sentir el tacto de tus manos. Cuando el teléfono me trae esa brisa fresca de tu boca enredada en tus palabras. Cuando en el correo, los sellos sonríen porque tus letras les hacen cosquillas cuando me dices "te quiero".

Y en esta aventura de locos tenemos por cómplices a todos aquellos a los que ignoran los banqueros. La luna plateada, que se asoma por las noches brillando fuerte para traerme tu reflejo. En mi oido, esta concha de caracola, con la que escuchando con atención puedo oir por detras del ruido del mar el sonido suave y rítmico de tus pisadas por la orilla.Y por las tardes, a última hora alecciono a mi sombra, y, a medida que el sol se pone, la va alargando para que en el ultimo segundo del día, estirada estirada, llegue lejos lejos lejos, para pasar a tu lado como un suspiro, que te haga que sentir, como siempre, que estoy ahi.
Contigo.

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